"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

martes, 29 de julio de 2008

ser judío

Que significa ser judío en el siglo XXI.
Para mí.

Que no pertenezco ni institucional, ni socialmente a la comunidad judía.
Que me siento un librepensador feliz por mi libertad, pero incómodo en cofradías, sectas, colectividades, partidos políticos o cualquier otro grupo de firme pertenencia.

Que elegí ser agnóstico, más por circunstancia emocional que por compromiso militante.
Que dios, o Dios o los dioses son motivos de muchas de mis preguntas, pero no única respuesta.
Que decidí casarme sólo por amor (que, gracias a dios, sigo sintiendo) sin el preconcepto religioso o el mandato familiar intenso.
Que para la sociedad formo un matrimonio mixto. (existe acaso el matrimonio homogéneo?)
Que para el judaísmo puro y completo soy un asimilado. Aquel que se perdió en la complejidad del mundo. (o será mejor decir integrado en su belleza y caos)
Que no educo a mis hijos en los preceptos, valores y rigores de ninguna religión. (y que además lo hacemos de mutuo acuerdo con mi mujer)
Que deseo que mis hijos elijan plenamente sus destinos. (o mejor dicho que se dejen llevar por la marea plena de sus devenires)
Que además superé las culpas infantiles y asumí los riesgos y alegrías de la adultez.
Que la Argentina es mi patria, mi hogar, el espacio compartido de mis humores y mis amores.
Que pienso en Israel como una nación judía con derecho a la existencia, pero que no coincido absolutamente con todas sus políticas. Muchas las rechazó y otras las comprendo.
Que anhelo firmemente la creación de un Estado Palestino, vecino y alguna vez amigo de Israel, que reproduzca los siglos de esa maravillosa convivencia religiosa que sólo se dió en la España islámica del medioevo. Vaya utopía.
Que repudio visceralmente el holocausto nazi (así como todos los genocidios), pero que no acepto la postura de (auto) victimización como instrumento social o político.
Que recuerdo con alegría a mi papá y me quebré emotivamente el día de su entierro cuando un rabino habló de mi judaísmo y me ligó a su esencia y su espíritu. La de mi padre. No la del "pueblo judío".

Que significa entonces para mí, ser judío?
Valores, sólo valores.
Libertad, tolerancia, diversidad, belleza.
Palabras que hablan de sueños comunes.
Encuentros, mezclas, compromiso, culturas, misterios, el conocimiento, el otro. Los Otros.

Y una sola creencia:
El pasado como cuenco. El presente como sueño. El futuro como anhelo.

Anhelos de un porvenir más pleno.

5 comentarios:

Félix dijo...

Bella declaración de principios, ojalá yo tuviera las cosas tan claras.
"Aquel que se perdió en la complejidad del mundo". Posiblemente sería mejor decir "Aquel que se encontró en la complejidad del mundo".
Lamento que mi comentario no esté jamás a la altura de tus palabras.

Anónimo dijo...

LLegué al blog,por casualidad,buscando una nota.Realmente me pareció muy interesante.Vale la pena seguír leyendo.Un saludo.Sil

miguel sznajderman, jazzmen dijo...

Faroni: la expresión de "perderme en la complejidad del mundo" la pienso desde el deseo de abandonar la matriz maternal que a toda persona contiene o asfixia, según el caso. Es salir del calor de la pertenencia a una comunidad e intentar "perderse" en la diversidad, la complejidad y la belleza del "mundo", entendido éste como la alteridad de uno mismo.
Perderse en "los otros" es mi mejor manera de "encontrarse".
un abrazo

Manuel Madrid Delgado dijo...

El tema de los judíos me parece un tema fascinante. De hecho, algunos de mis escritores favoritos (Kafka, Philiph Roth) son judíos. Pero el tema me resulta fascinante por esa complejidad con que los judíos viven su condición.
El tema de los judíos comenzó a interesarme a partir de mis lecturas de Primo Levi y el Holocausto. Luego han sido mucho más intensas y extensas y, ya te digo, me parece una de las cuestiones más interesantes, complejas y fascinantes de la historia de la humanidad. De hecho, cuando en mi viaje de novios estuve en Venecia y me hospedé junto al guetho, en el que aún quedan muchas huellas del pasado judío, y en Praga, dónde visité el Cementerio Judío (con la cabeza cubierta con la kipá) y las sinagogas, sentí una emoción extraña, que aún hoy no he podido descifrar. En España se dice que los que los apellidos con nombre de ciudad son apellidos que utilizaban los judíos españoles, y no sé, a mí me ha gustado pensar siempre que mis antepasados fueron judíos: la historia de los judíos españoles y de todos los heterodoxos que ha habido en este pobre país es una historia bellísima de la libertad.
Saludos y espero seguir aprendiendo por aquí sobre esta cuestión.
Un abrazo.

miguel sznajderman, jazzmen dijo...

Manuel: es un gran placer ir encontrando amigos en ambas orillas. E ir cosiendo un gran telar de sensibilidades comunes e imprescindibles. Pasaron casi 20 siglos para comprender la brillante ligazón que une a los seguidores de aquel libro, que con sus contradicciones y alegorías nos une más que desune.
un abrazo
miguel

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