Le Corbusier |
Da Vinci |
Ante el doloroso derrumbe del edificio de Bartolomé Mitre que produjo la perdida de una vida humana junto con la destrucción del patrimonio más el daño moral y psicológico a centenares de personas y a causa del ensordecedor silencio provocado por el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, en representación propia como profesional habilitado y docente de la UBA, deseo hacer las siguientes aclaraciones:
1) Inculpar al llamado "boom de la construcción" la causa de tan lamentable suceso es como responsabilizar al avance de la medicina por los casos de infecciones intrahospitalarias y no endilgarlo a fallas de profilaxis sanitaria y/o incumplimiento de los protocolos de esterilización.
2) El boom de la construcción genera riqueza, trabajo y bienestar a millones de trabajadores. Logra que los albañiles, carpinteros, pintores, herreros, plomeros, cementistas, colocadores, electricistas, etc. trabajen en sus dignos oficios y no en changas miserables cuando el drama de la desocupación azota implacable. Y que los arquitectos e ingenieros dejen de ser taxistas o remiseros devolviendo a la sociedad sus saberes en viviendas, escuelas, hospitales, centros culturales e infraestructura.
3) Sobredimensionar la efectividad de los controles estatales solo ayuda a confundir a la población. El Estado otorga títulos habilitantes, refrendados por los Consejos Profesionales de cada distrito, a personas que se han capacitado tras largos y arduos años. Es imposible imaginar un inspector municipal controlando a cada cirujano en cada operación durante todo el tiempo que ella dure. Ese medico tiene una responsabilidad humana, profesional y legal ante la vida que tiene en sus manos. Y debe responder con su libertad y su patrimonio por ello. Igual que los arquitectos. Los controles son necesarios pero no absolutos.
4) Los arquitectos somos desarrolladores del hábitat humano, creadores de belleza, economía, salud y confort. Fuimos educados para mejorar las condiciones de vida de la sociedad y sus personas. No somos destructores, asesinos ni especuladores.
Que los errores a los que estamos expuestos como cualquier profesional no distorsione ni empañe nuestro vital y necesario aporte al bienestar general.
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