"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

jueves, 10 de noviembre de 2011

de arquitectos, derrumbes y otras yerbas

Le Corbusier
Da Vinci

Ante el doloroso derrumbe del edificio de Bartolomé Mitre que produjo la perdida de una vida humana junto con la destrucción del patrimonio más el daño moral y psicológico a centenares de personas y a causa del ensordecedor silencio provocado por el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, en representación propia como profesional habilitado y docente de la UBA, deseo hacer las siguientes aclaraciones:

1) Inculpar  al llamado "boom de la construcción" la causa de tan lamentable suceso es como responsabilizar al avance de la medicina por los casos de infecciones intrahospitalarias y no endilgarlo a fallas de profilaxis sanitaria y/o incumplimiento de los protocolos de esterilización.

2) El boom de la construcción genera riqueza, trabajo y bienestar a millones de trabajadores. Logra que los albañiles, carpinteros, pintores, herreros, plomeros, cementistas, colocadores, electricistas, etc. trabajen en sus dignos oficios y no en changas miserables cuando el drama de la desocupación azota implacable. Y que los arquitectos e ingenieros dejen de ser taxistas o remiseros devolviendo a la sociedad sus saberes en viviendas, escuelas, hospitales, centros culturales e infraestructura.

3) Sobredimensionar la efectividad de los controles estatales solo ayuda a confundir a la población. El Estado otorga títulos habilitantes, refrendados por los Consejos Profesionales de cada distrito, a personas que se han capacitado tras largos y arduos años. Es imposible imaginar un inspector municipal controlando a cada cirujano en cada operación durante todo el tiempo que ella dure. Ese medico tiene una responsabilidad humana, profesional y legal ante la vida que tiene en sus manos. Y debe responder con su libertad y su patrimonio por ello. Igual que los arquitectos. Los controles son necesarios pero no absolutos.

4) Los arquitectos somos desarrolladores del hábitat humano, creadores de belleza, economía, salud y confort. Fuimos educados para mejorar las condiciones de vida de la sociedad y sus personas. No somos destructores, asesinos ni especuladores.

Que los errores a los que estamos expuestos como cualquier profesional no distorsione ni empañe nuestro vital y necesario aporte al bienestar general.

domingo, 6 de noviembre de 2011

pandemia argentina



Accidente: Suceso eventual del que involuntariamente resulta un daño. 
(Real Academia Española)


Acostumbrados a vaciar de sentido el lenguaje y la comunicación, como antesala del desprecio por nuestras vidas, seguimos utilizando el término accidente para referirnos a esas tragedias viales que nos estallan sorpresivamente.

Podemos llamar accidente el violar luces rojas y amarillas, cruzar prohibidos pasos a nivel, sobrepasar imprudentemente, burlar velocidades máximas o circular bajo la mínima en carriles legalmente más veloces?
Es adecuado definir accidente cuando trocamos cabeza por codo el lugar del molesto casco, cuando aliviamos a los amigos de la obligación de cintar sus caderas y liberamos a nuestros niños de control y protección?
Podemos impunemente nominar accidente cuando no desaceleramos en rutas que cruzan pueblos suplicantes de supervivencia peatonal, cuando despreciamos el rigor de esa ley que no coincide con nuestro afán de burlarla, cuando nos mofamos hirientes de sabios consejos viales en clases malditamente obligatorias?
Es justo nombrar accidente al  no encender guiños para giro/cambio de carril, baliza de detención o luces bajas diurnas que ayudan luminosas a ver y ser vistos?
Podemos seguir hablando de accidente por rodar con gomas alisadas en vehículos maltrechos escasos de luces y frenos, por mal estibar pesadas y peligrosas cargas traseras en camiones envejecidos?
No es obsceno subvertir la palabra accidente cuando conducimos levemente alcoholizados, escasos de sueño o carentes de vital descanso, apretando nuestro auto contra el paragolpe del vecino?
Bañémonos de sinceridad y abandonemos el absurdo de una dura vez. Basta de hablar de accidentes, dejémoslo para aquella vaca que nos cayó en la cabeza, esa cáscara de banana que sorprendió impune nuestra vertical, para ese árbol que desprendió su tronco sobre la briosa locomotora y para todo lo cruelmente absurdos que son los accidentes.

Para el resto hablemos de incidencias altamente posibles, ferozmente inevitables y razonablemente periódicas y permanentes.


PD: agrego las imagenes de otro accidente ocurrido hoy 6 de noviembre en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires con dos víctimas fatales
Related Posts with Thumbnails