Ultima imagen de la familia Pomar con vida. Tomada por las cámaras del puesto de control del peaje de Villa Espil en la ruta nacional n° 7 camino a Pergamino el 14 de noviembre de 2009
una tragedia sin fin?Nada como el presente drama confirma la hondura de la tragedia argentina, transformando un profundo dolor familiar en otra nueva y renacida marea de indignación colectiva.
Desidias reiteradas, ineficacias consentidas, indolencias acrecentadas, corrupciones toleradas, confianzas esquilmadas, manipulaciones camufladas, mediatismos sin horizontes.
Mentiras como verdades.
Un cruel flechazo que atraviesa al poder político, a sus fuerzas de seguridad, a sus agencias de infraestructura, a los medios de comunicación. La armada brancaleone de la corrección política en alianza permanente.
Pero también nos atraviesa a nosotros, la sociedad civil.
en la argentina del bicentenario ...... una familia desaparece misteriosamente durante veinticuatro días. Un matrimonio jóven, dos niñas menores de seis y tres años, su perrito y un automóvil.
Iban de viaje de la localidad bonaerense de José Mármol hasta la ciudad de Pergamino, de visita a sus familiares directos. Un recorrido de aproximadamente 254 km, que debería durar unas tres horas y media.
Jamás llegaron.
Hoy todos sabemos que murieron en un absurdo accidente automovilístico.
Sólo que fueron encontrados veinticuatro días después del mismo!!!
Para mis amigos extranjeros es bueno informarles que no se desvanecieron en un solitario paraje de la patagonia, en un desolado camino perdido e intransitable, en medio de la selva del impenetrable chaqueño, en un oculto pueblo de frontera o en la inmensidad ventosa y nevada de la cordillera andina, sino en el mismísimo centro geográfico de la provincia de Buenos Aires, la más poblada, transitada, pujante, desigual, convulsiva y rica provincia argentina, a tan sólo 245 km de la ciudad autónoma de Buenos Aires, la capital federal del país.
Sólo quisiera transmitirles el impacto y la conmoción nacional que el hecho ha generado. Sólo hay que parar unos segundos e imaginar cuatro personas, una familia completa con perro, equipaje y automóvil desaparecidos en una ruta de Zaragoza a Valencia, de Santiago de Chile a Valparaíso, de Colonia a Montevideo, de México DF a León, de Caracas a San Felipe, de Lima a Huancayo, de Springfield a Nueva York o en camino entre Bogotá y Manizales, durante veinticuatro días!!!
crónicas perdidas
Tras una razonable espera, en una noche cerrada y lluviosa y luego de haber recibido un mensaje de texto avisándoles que les faltaba muy poco para llegar, los familiares pergaminenses de la familia Pomar se ponen en contacto con la policía provincial, denunciando su desaparición el sábado 14 de noviembre de 2009.
A medida que pasaba el tiempo y el misterio se acrecentaba sin resultados, la policía bonaerense, la fiscalía delegada del poder judicial junto con las autoridades provinciales despliegan un ¿formidable? operativo de búsqueda.
Se nos informa de profundos rastrillajes aéreos, terrestres y hasta fluviales. Aviones, helicópteros, embarcaciones y un ejército de más de 5000 policías destinados a la búsqueda.
Se desarrollan operativos en el interior del país, a miles de kilómetros del hecho, en Neuquén y Mendoza, se investiga una salida a Chile y se organizan allanamientos en el hogar buscando indicios, pistas, armas o documentaciones varias
Nada.
Por inexplicables razones se descarta rápidamente la hipótesis del accidente. Ahora sabemos que existieron llamados al 911 que fueron absurdamente rechazados.
A la par, se va desarrollando un fabuloso despliegue mediático, que se fue haciendo cada vez más intenso, dramático y creciente. Se despliegan desde las más lógicas a las más disparatadas teorías; secuestro extorsivo, suicidio familiar, maltratos y deudas, fuga a un país extranjero, amenaza de narcotraficantes, abducción extraterrestre y muchas otras sandeces por el estilo.
Nada.
Aparecen fotos de la familia cruzando el último peaje carretero que junto con videos familiares en escenarios corrientes permiten las especulaciones más absurdas, realizadas por una sarta de ignotos peritos, expertos en criminalística y hasta incalificables y oscuros mentalistas. Dan la cara reiteradamente las autoridades, con vaguedades, incógnitas y pautas investigativas esforzadas, esforzosas y decididas.
Nada.
Hasta que un oscuro oficial de policía, en un rapto de iluminación, gracias a una milagrosa corazonada y tras un pequeño rastrillaje, respiró olores característicos, se internó dentro de una espesa vegetación a la vera del camino para encontrarse con los cuerpos malogrados y un vehículo panza arriba.
A tan sólo 55 km del destino final, a pocos 20 metros del borde de una transitada ruta sin banquinas, semi-escondidos en un monte frondoso, pero reducido, cercano a una curva peligrosa harta de cobrarse vidas inútilmente!!! Veinticuatro días después.
Berreta comisario de pueblo que nos ofreció la última mentira de su comandancia: en realidad había recibido una llamada de un lugareño con los datos precisos. Intentó redimir la estupidez policíaca con otra mayúscula.
En pocas horas se constituyó un ejército de móviles, brigadas de investigación, ambulancias, coches laboratorio de la policía científica, importantes autoridades civiles y policiales. Todo un cuerpo de ejército más apto para enfrentar un terremoto, una conflagración explosiva o un colapso nacional de proporciones que para socorrer a víctimas de un accidente.
Estéril sobreactuación.
preguntas incómodas
Nos queda la pregunta más estremecedora: las primeras autopsias develaron que no todos murieron en el acto, que la mujer tuvo una sobrevida, que aún se desconoce su duración si fueron horas o días, que se ignora las circunstancias del desenlace fatal de las niñas.
Pudieron ser salvados?
El Estado en su misión indelegable de prestar socorro a las víctimas de un accidente, cumplió su misión?
Todos los indicios nos llevan a afirmar que fue un accidente.
O fue también un crimen?
Un crimen estatal por omisión, pero no menos criminal.
lo más simple no sirve
El principio de parsimonia o navaja de Occam, explica que ante la complejidad de un fenómeno y debido a las múltiples posibilidades para resolverlo, la más simple suele ser la más probable. La que en este caso jamás se adoptó.
La argentinidad del presente necesita, para su atribulada subsistencia tanto de orden simbólica como real, abastecerse de las teorías más disparatadas, de las conspiraciones más ubicuas, del retorcimiento intelectual más espeluznante.
Por eso se descartó tan tempranamente la hipótesis del accidente. Requería sentido común, eficacia, interés y capacidad profesional. Y sobre todo humanidad.
El drama no debe ocultar la hecatombe subterránea que se nos ha vuelto a presentar de una forma simple y aparente, oculta tras un repetido accidente de tránsito.
líneas a trazar
(línea uno) Fuerzas policiales brutalmente ineficaces y negligentes. Cada cuatro años el poder político cambia los lineamientos de la conducción de la policía.
Garantismo vs. mano dura, control civil vs. control policial, purgas vs. rehabilitaciones, construcción de una nueva policía- reconstrucción de la vieja y maldita. La verdad es que, cuesta admitirlo, pero las fuerzas de seguridad policiales están constituidas como instituciones para administrar y desarrollar eficazmente el delito. Prostíbulos, desarmaderos de automotores, narcotráfico expandido, juego clandestino son algunas de las actividades cotidianas de los uniformados. De control, prevención y represión del delito, obviamente, nada. Menos para asistir a unas pobres víctimas de un accidente carretero.
Ausencia de Políticas de Estado con signo benefactor. Contubernio sistemático entre el poder político y el policial.
(línea dos) Una ruta peligrosa, inexistentemente mantenida, sin banquinas ni bordes desmalezados, sin señalización horizontal ni vertical, sin iluminación, llena de baches y perforaciones en su cinta asfáltica. Promesa reiterada e incumplida de la última campaña electoral. Pésima ruta similar a la mayoría del país donde se consumen a diario la vida de treinta personas, dejando también con incapacidades permanentes a tantísimas otras en cifras propias del quinto mundo. O del primer infierno. Campeones del mundo, no de futbol sino en accidentología prevenible.
En el caso de marras, las autoridades salen presurosas a aclarar que en febrero próximo comenzarán los trabajos. Lo dicen ahora, luego de la tragedia. Gestión estatal espasmódica y regurgitante. Siempre por detrás de los hechos y sobre todo de las tragedias.
Desidia gubernamental. Escasez de control ciudadano.
(línea tres) Medios de comunicación que se van desplazando cada vez más por la curva descendente de un amarillismo vulgar e insolente. La soez información que recibimos estos días, indiscutiblemente suministrada por la fiscalía y la policía, no fue chequeada, ni verificada, ni constatada, aunque sea por un mínimo pudor para con la familia sobreviviente como para el resto de los mortales habitantes. Reflexionemos: un niño de la mujer, de 12 años de edad que está con vida ya que no viajó esa fatídica noche, viene recibiendo cotidianamente junto con hermanas, padres y madres de las vícimas el veneno televisable. El pater familis acusado de maltratador, violador, narcotraficante, deudor irresponsable y otras salvajadas por el estilo sólo para justificar su extraña desaparición. No podemos resistir el engaño de que una nueva ley de medios de comunicación audiovisual nos va a resolver la impericia, manipulación, incapacidad de la concepción massmediática vigente. Tendremos más impericia, manipulación e incapacidad massmediática. Solo que "desmonopolizada", parcializada, aunque de signo opuesto, a imagen y semejanza del poder de turno.
El verdadero debate jamás se realizó. Dudo que se realice.
(línea cuatro) La familia en el momento del accidente no respetaba la velocidad razonable para una noche lluviosa, ni usaba cinturón de seguridad. No hay dudas que sus chances de sobrevida hubieran aumentado. Las campañas de prevención, esclarecimiento y corrección de las conductas antisociales en la Argentina son espasmódicas, intermitentes e inocuas. Pero el componente cultural que arrastramos niega permanentemente el autocuidado personal y familiar, el respeto por las normas y la ley, la responsabilidad ciudadana. Digámoslo con todas las letras: no respetamos las normas de tránsito, no respetamos las normas de convivencia, no respetamos las leyes, que a su vez modificamos implacablemente cada cambio de gobierno, no respetamos la ley madre, la ley de leyes, la carta magna. No respetamos las ideas del otro, la existencia del otro, el derecho del otro. Ni tampoco nuestros deberes y obligaciones. Vivimos inmersos en una anomia relacional, sin límites, criterios comunes, valores, ni esperanzas.
irreflexiones finales
Existe otra circunstancia tan dramática como la precedente que refleje, exprese, defina, devele, revele, caracterice y denuncie mejor a nuestra aún amada patria, sin el argentum brillante que la constituyó?
Aceptaremos el agobio que nos causa el provincianismo de fin del mundo que padecemos?
Soportaremos, que la llama de aquella vitalidad asombrosa que atraía inmigrantes de traslosmares se nos va apagando inexorablemente?
Toleraremos que aquel luminoso faro de siglo y medio pasado se ha convertido en un mojón humedecido y abandonado?
Estaremos dispuestos alguna vez a resurgir?
Quedarán algunas cenizas?
4 comentarios:
Dichoso tú que "argentinizando" la realidad se te hace más llevadera. Piensa en nosotros, los que no creemos en patrias ni en banderas.
Voy a decir algo sarcástico, pido perdón por ello. Quizás el fallo está en mandar a la policía en vez del ejército, cuando éste ha demostrado estar más experimentado en desapariciones.
Sobre el tema de la culpabilidad y los medios escribí hace dos semanas en mi blog:
http://suicidasperezosos.blogspot.com/2009/11/geografia-del-dolor-cuatro-dias-para.html
Un saludo cordial
qué más puedo agregar? na da más para este caso, más todos los casos de "invisibilidad" que habitan este bendito suelo, los chicos de la calle, los que ya "desaparecieron" por hambre y esa clase de cosas extrañas...
Reconozco que he leído varias veces este texto. No parece una crónica. Y si lo fuera, no sería una crónica fácil, ya que no parece aséptica, sino repleta de sentimientos. Sentimientos de rabia, impotencia, incredulidad, y sobre todo de amargura. Amargura ante demasiadas evidencias que en una concatenación trágica revisten un suceso, aparentemente normal, en un episodio truculento, que impide el paso de la saliva por la garganta al leerlo. Y no estoy exagerando.
¿24 días para un rescate de un simple accidente de tráfico?
"Pésima ruta similar a la mayoría del país donde se consume a diario la vida de treinta personas..."
¿Una ruta que se cobra a diario la vida de 30 personas? ¿Es en serio?
Cuatro líneas de ineficacia. Cuatro líneas componiendo un guión macabro de incompetencia, que no sé si servirán para reflexión alguna.
Los propios interesados no respetaban tampoco su propia protección. Ni protección propia, ni ajena, aquella que esperamos de ese Estado que todos mantenemos. Todo eso en junto, en la coctelera del azar, que se toma esas osadías muy en serio, da como consecuencia el "zampado" de víctimas de la misma forma que los comecocos se zampaban puntos en una pantalla.
Me resulta insoportable imaginar los últimos momentos de esas personas. La imaginación tiene una prensa demasiado sobrevalorada para lo que al final sacamos de ella. Imaginar lo bueno, es una especie de cascarilla inválida, mientras que imaginar lo malo es como un caparazón gigantesco, morada de alguna de esas criaturas inexistentes y fantasmagóricas, también producto de la imaginación.
No sé si todo eso es producto del declive de un país, que vive en la añoranza de antiguos esplendores, o es producto de una extraña insensibilidad que nos viene atenazando desde hace tiempo. La sensibilidad se ha visto relegada por una especie de sensiblerismo superficial que hace que la gente no reaccione. Sobre todo hay una carencia de sensibilidad oficial. El oficialismo se ha vendido al sensacionalismo más obsceno. Se sufre poco y se sufre mal. Por eso las soluciones son disparatadas, en lugar de ir a lo más esencial. Lo esencial no luce. Lo disparatado da muchos réditos. Y lo peor, sirve para muchas excusas.
Dr. Krapp: No censuro el humor negro que desplegás al comparar militares con policías. Woody Allen decía que el humor es tragedia más tiempo. Y el caso argentino, en su cosmogonía "marxista" está más cerca de la farsa repetida que de la tragedia.
De todos modos aunque digas que no crees en patria ni bandera, ambos estamos hermanados por una patria más amplia y contenedora que es nuestra lengua.
un abrazo
miguel
Myriam:la manera que siento que tenemos a mano para resistir la "invisibildad" y la "desaparición" son nuestras palabras. No es la única forma, aunque sí, muy potente.
besos
miguel
Inesencial: muy completo, esclarecedor y brillante tu comentario.
Dramáticamente este trágico suceso condensa en su intensidad y horror la complejidad de la decadencia argentina, otrora "tierra de esperanza y promisión" para nativos y emigrantes europeos. Presenta cuatro líneas que describo: corrupción política y policial, manipulación mediática y desidia ciudadana. Pero no son la únicas. Debilidad institucional, abuso de poder, fallas de controles estatales, irresponsabilidad y desidia ciudadana, deterioro cultural, descenso de la calidad educativa, pobreza y marginalidad inadmisible y otras más.
Una aclaración al margen: la cifra de "casi" treinta personas muertas diariamente corresponde a todas las rutas argentinas. En la ruta 31 (donde se accidentaron los Pomar, murieron el presente año, antes de este hecho nueve personas, lo que la convierten en una ruta muy peligrosa donde jamás debió ser descartada la hipotesis del accidente).
Tomando la cantidad de muertos por cada millón de vehículos la Argentina ocupa uno de los primeros lugares en el mundo, quintuplicando la tasa de mortalidad de España.
un abrazo (y a la espera de mentenernos en contacto)
miguel
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