"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

domingo, 6 de diciembre de 2009

circunstancialmente



Un tibio y leve rayo de sol asomó el jueves, cuatro de diciembre del dos mil nueve, sobre la áspera tierra de nuestra atormentada patria. Digo tibio y leve, pues los amaneceres nunca deslumbran, simplemente esperanzan.
Un conglomerado multicolor de la voluntad popular ha venido a oponer a la oscuridad de un poder obtuso, arrogante y cuasi autoritario, una luz suave y tenue, por momentos titilante, más firme y decidida, para recuperar la dignidad de la república ultrajada.
Resulta paradójico observar que tanto opositores como oficialistas han aceptado la terminología de "mayoría circunstancial" para definir al bloque victorioso. Los primeros para no investirse de absurda y equívoca soberbia, los segundos para despreciar y minimizar al inédito poder que enfrentan.
Llevamos décadas de confusión y maltrato, que nos han hecho perder una lección elemental:
Todas las mayorías en una democracia son circunstanciales, ya que la voz del pueblo jamás es una sola, como tampoco el pueblo es una masa inerte, estática y homogénea. El pueblo no es un individuo, ni tampoco indivisible, mucho menos monocromático.
Las mayorías o minorías, siempre móviles, difusas y circunstanciales son producto de la cultura política ciudadana, de sus erráticos y comprensivos humores sociales, de sus decepciones y esperanzas, sus cambiantes intereses y simpatías, sus anhelos incumplidos, sus expectativas y valores.
Bienvenidas pues las mayorías circunstanciales, que las circunstancias vuelven a estar de nuestro lado, circunstancialmente, como debe ser.

POST PUBLICADO parcialmente en la sección Cartas de Lectores de la edición impresa del diario La Nación de Buenos Aires, hoy 06 de diciembre de 2009.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sé si he entendido bien tu mensaje, pero me ha gustado. Las mayorías son siempre circunstanciales, por supuesto, lo contrario que serían: ¿mayorías incuestionables?. Si todos estamos a merced de las contigencias es lógico que nuestra posición varíe. Ignoro que interés pueden tener tanto oposición como poder para escudarse en una denominación que necesita un calificativo para acompañar a la palabra mayoría. Si unos la utilizan por falsa modestia, y otros para ridiculizar el triunfo, es como si quisieran deslegitimizarla. Los devaneos semánticos de los políticos nunca son inocentes, pero tampoco descifrables al cien por cien.

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