"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

viernes, 16 de enero de 2009

de fragilidades y fracasos


Vivir muy lejos de la tragedia, es colocar mi corazón lo más cercano posible junto a las personas que sufren y lloran por la lógica cerrada de la guerra.
Entendida ésta como el más implacable fracaso humano.

Fracaso al disolver toda convivencia.
Fracaso al abandonar la imaginación.
Fracaso al negar sensibilidades comunes.
Fracaso al amnistiar la propia miseria.
Fracaso al vaciar de humanidad el cuerpo del otro.

La guerra congela el odio, enaltece la venganza, premia la crueldad, pero nos humilla con la eternidad de su fracaso.

Somos envases muy suaves y frágiles para aceptar resignadamente la descarga de su furia incontenible, su ceguera absoluta, su verdad indiscutida, sea en la forma expansiva de una bomba de racimo o de un cilindro de dinamita adherido a la piel.

Y si alguna vez pudo haber sido justa guerra alguna, si sus nobles causas la justificaran, si la pura y mera supervivencia la absolviera, es justo también testimoniar a la vista de todos nosotros, que el fracaso que le impone al futuro, en la sangre vertida de un niño siempre inocente, la condena implacablemente.

La guerra castiga a los vencidos con el virus del resentimiento, pero condena a los victoriosos con el pecado mortal de la arrogancia. Estelas del circulo vicioso y rutinario del fracaso.

Romper su esclavizante rutina, requiere de coraje, valentía y temeridad, no de heroicos y audaces soldados, sino de hombres dispuestos a tender la mano al otro, a apreciar su divina subjetividad, a subvertir la propia y mentirosa verdad.

Hombres dispuestos a tolerar la propia fragilidad.

"Si la piedra cae sobre el cántaro, desdichado cántaro; si el cántaro cae sobre la piedra, desdichado cántaro; de cualquier manera es siempre el cántaro quien sufre."
Talmud
(comentarios y explicaciones de las tradiciones orales judías)


5 comentarios:

DR. FREUD dijo...

Estupendo final mencionando el cántaro en del Talmud. No sé si habrá leido mi anterior entrada, va sobre lo mismo.

Pobre cántaro.

Caracola Light dijo...

Yo creo que no hay guerra justa. Buenas reflexiones jazzman.

Félix dijo...

Nos faltan las palabras y nos sobran las razones. Repetiré lo que ya dijeron, porque a veces es necesario repetirse, repetirme.

De aquí no se va nadie

Mientras esta cabeza rota
del Niño de Vallecas exista,
de aquí no se va nadie. Nadie.
Ni el místico ni el suicida.

Antes hay que deshacer este entuerto,
antes hay que resolver este enigma.
Y hay que resolverlo entre todos.
Y hay que resolverlo sin cobardías,
sin huir
con unas alas de percalina
o haciendo un agujero
en la tarima.
De aquí no se va nadie. Nadie.
Ni el místico, ni el suicida.

Y es inútil,
inútil toda huida,
(ni por abajo
ni por arriba).
Se vuelve siempre. Siempre.

Hasta que un día (¡un buen día!)
el yelmo de Mambrino
-halo ya, no yelmo ni bacía-
se acomode a las sienes de Sancho
y a las tuyas y a las mías
como pintiparado,
como hecho a la medida.
Entonces nos iremos todos
por las bambalinas:
Tú y yo y Sancho y el Niño de Vallecas
Y el místico y el suicida.

“Quien por facilidad y dulzura naturales desdeñara las injurias recibidas realizaría una acción hermosa y digna de elogio; pero aquel que, molestado y ultrajado hasta lo más vivo por una ofensa, se preservara con las armas de la razón contra todo deseo de venganza, y después de una gran lucha lograra dominarse, haría, sin duda, algo más importante”

Estamos obligados a hacer algo más importante.

Doctor Krapp dijo...

Desgraciadamente la reflexión está abandonada en algún contenedor mugriento lejos, muy lejos, de donde se cuecen las acciones de los poderosos.

VICTOR VERGARA dijo...

"La guerra castiga a los vencidos con el virus del resentimiento, pero condena a los victoriosos con el pecado mortal de la arrogancia. Estelas del circulo vicioso y rutinario del fracaso."

"Romper su esclavizante rutina, requiere de coraje, valentía y temeridad, no de heroicos y audaces soldados, sino de hombres dispuestos a tender la mano al otro, a apreciar su divina subjetividad,a subvertir la propia y mentirosa verdad."

"Hombres dispuestos a tolerar la propia fragilidad."
...................................

GRACIAS Miguel por tus palabras y por la bella música conciliadora.

Como bien dices, Miguel, la peor secuela que deja la guerra, no es el número de fallecidos y heridos, sino las secuelas del alma: el resentimiento y la arrogancia.

Y es cierto que se necesita coraje y valentía para encontrar soluciones, pero también -mucha IMAGINACION- (como también apuntas) CREATIVIDAD. Imaginar lazos espléndidos y duraderos para crear mundos perfectos donde todos tienen su razón de existir.

Ya lo dijíste en un comentario en mi blog: el MIEDO al otro es el gran cáncer. Y hasta que no veamos en las diferencias de nuestros semejantes un motivo más para regocijarnos, (porque precisamente estas diferencias son las que nos hacen completarnos y enriquecer más, como personas, añadiéndonos aspectos nuevos), no acabarán las fricciones.

Gracias por la cita tan acertada del Talmud.

Un abrazo.

Magnífica elección de foto. Cuando, en su día, vi la escena en la televisión, me impactó mucho.

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