"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

martes, 26 de agosto de 2008

sobre anónimos y tumbas

Viejo cementerio judío de Praga, República Checa

Falleció un amigo íntimo de mis suegros que conocía y apreciaba. Los acompañé al velorio y entierro, en un cementerio privado de la zona norte de Buenos Aires.

Uno de aquellos que han pululado en los últimos años, como una forma de diferenciación social que intenta permanecer intacta, aún después de la muerte.
El cementerio privado es un gran paisaje, bello, parquizado, lleno de flores con pocos edificios. Las tumbas son pequeñas placas de mármol a ras del césped, visibles a corta distancia, ocultas por la perspectiva.
Todas iguales.
El nombre del difunto, una cruz o estrella grabada en el granito. Años de su nacimiento y su muerte. Sin fotografías, ni relieves, ni diferencias.

Marketing funerario posmoderno.
Desdramatización de la muerte, sitio acogedor para enfrentar lo desagradable, escenario para no sentir dolor, ni pena, ni angustia. Para no sentir.
Teatro de la vacuidad. Sin actores, sin textos, sin guiones, sin drama.
Cementerios sin muertos, sin vivos. Privados de sentimientos.

Ausencias, negación, artificios.
A imagen y semejanza de los grandes centros comerciales (shoppings) los cementerios privados son un no-lugar, sin carácter ni presencia emotiva. Espacios que invocan pertenencia de clase, espacios del anonimato 1, dictadores de la uniformidad, paisajes para impostar el dolor y falsificar la alegría.

No pude de dejar de sentir contraste con mi memoria, cargada de vivencias personales en esos camposantos, donde lo sagrado y lo profano conviven, donde la muerte es un dolor anegado por eternas preguntas, reposo de la vida, recuerdo de nuestra finitud.

Y me veo caminar por el cementerio de La Tablada, elevar la vista a través de cientos, miles de tumbas. Recorrer esos mármoles y observar esas fotografías, algunas recientes, otras vencidas por el sepia. Placas o relieves con textos cargados de emoción, signadas por una vida plena o una ausencia anticipada y trágica. También tumbas sin palabras ni recuerdos, testimonios del desamor o la indiferencia.

Tumbas solitarias anhelantes de pronta compañía. Tumbas a la espera de un familiar que jamás regresará. Tumbas con flores marchitas de compromiso, otras inundadas por la fragancia del amor.

Historias, historias, historias, historias. Pequeñas, grandiosas, oscuras, opacas, luminosas, vacías, sublimes, crueles. Historias de vidas compartidas, de soledades asfixiantes, de ilusiones incumplidas, de fracasos y resurrecciones. Historias que se cruzan y descruzan. Vidas ocultas por el velo traslucido de la muerte.

Muchas claman por un texto que las devuelva a la vida. Anónimas existencias en busca de visibilidad. Vidas inabarcables para una novela, intensas para un poema, mínimas para una frase o ausentes para un silencio.
Vidas largas y plenas, arrebatadas por el imprevisto, inundadas de pasión, de tragedia, de belleza, de odios extremos, de amores sin correspondencia, de fugaces eternidades.

Historias escritas en cementerios notables como el de Praga , donde yace la figura legendaria de Rabbi Judah Loew, el Maharal de Praga, un rabino de siglo XVI (1512-1609), creador de El Golem 2, aquel que inmortalizara Gustav Meyrink en 1915 e inspirara los versos homónimos de Borges. 3

Cementerio que ante la negativa de sus vecinos cristianos de vender terrenos para ampliarlo, los administradores del mismo se vieron obligados a cubrir lápidas con tierra, capa sobre capa, convirtiéndolo en una colina de tumbas y cuerpos, de sueños, pesadillas e historias superpuestas.

Recorrer un cementerio es vagar por el misterio de la vida, enfrentar nuestra limitada condición, admitir el horizonte de nuestro fin. Sumergirse en ese universo funerario es también, enaltecer nuestra enorme capacidad de creación. Explorar el sentido de la existencia compartido con su sinsentido.

Al año de su muerte fui a visitar la tumba de mi padre. Fue un momento único, solitario e íntimo. Mientras caminaba atravesado por la emoción, mi curiosidad y asombro hurgaban entre los textos grabados sobre las monumentos. Perdida entre otras, encontré esta perla.
Un poema de un hijo enamorado a su padre ausente.Tan bello, tan pleno, tan cautivante. Guardado en mi computadora dos años, hoy lo sacó del olvido:

"Mis recuerdos son lazos 
Que nos unen siempre
Ser como vos casi imposible 
Aún en tu ausencia
Me aconsejo de ti
Porque fuiste palabra
Porque eres presencia
"


NOTAS AL PIE
1 «Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar. La hipótesis aquí defendida es que la sobremodernidad es productora de no lugares, es decir, de espacios que no son en sí lugares antropológicos y que contrariamente a la modernidad baudeleriana, no integran los lugares antiguos.»
Augé, Marc, Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Editorial Gedisa, 1993

2 Los primeros relatos de El Golem fueron escritos en 1847 . Aquel ser creado de materia inanimada por el rabino Loew, con el fin de defender el gueto de Praga de los ataques antisemitas que lo asolaban. La mitología cuenta que al cobrar vida El Golem, independizado de su creador (anticipo del Frankestein de Mary Shelley) comenzó a cometer crímenes y aterrorizar a la población. El Rabí es conminado a destruirlo a condición de dejar en paz a la comunidad judía. Lo maravilloso de la historia es que para destruir a El Golem, Loew simplemente debía eliminar la primera letra de la palabra grabada en su frente, "Emet" que significa "verdad" por "met" muerte, acabando así con la vida del "ser incompleto" o "amorfo", sinónimos de golem, invirtiendo el proceso con el cual le había concedido la vida.
Una palabra para crear vida, una letra menos para destruirla.La palabra emet en hebreo אמת está compuesta de derecha a izquierda por las letras א (alef, dios), מ (mem-el rey), ת (tav-justo). Un dato curiosos es que son la primera, la del centro/medio y la letra final del alefbet (alfabeto hebreo), que permite construir el acróstico de "Dios el rey justo" como alegoría de Verdad. Verdades dífciles de soportar, decir o sostener, por la ubicación extendida de sus letras en el alfabeto.


3 Borges, Jorge Luis, El Golem, primer verso.Si (como el griego afirma en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de la cosa,
En las letras de rosa está la rosa

Y todo el Nilo en la palabra Nilo.

5 comentarios:

Félix dijo...

¿Qué comentarios quieres que hagamos?
Un silencio, otra lectura.
¿Qué comentarios quieres que hagamos?
Una música de fondo, la 2ª de Mahler o la despedida de Piazzolla a su padre.
“Y ayer perdí a un hermano” y me hubiera gustado que fuese un recurso literario, pero no ha sido así, lamentablemente no ha sido así. Has hecho un buen homenaje, por casualidad. Benditas casualidades.
Y ya sé que tu entrada no tiene comentarios, no puede tener comentarios, jamás tendrá comentarios. Dejaremos una poesía en la poesía. Rafael Alberti, en la Argentina, mismos espacios, posiblemente, exactamente los mismos.

Cuando se va quien se quiere,
el campo se torna oscuro.
No se ve nada, aunque mires,
aunque sepas
que todo está iluminado,
y sepas que las naranjas
siguen de oro, que el río
sigue corriendo de plata,
que sigue el caballo blanco
y negro el cordero negro
y verde el verde del árbol

Cuando se va quien se quiere,
el campo se torna oscuro
y andas a ciegas, buscando.

miguel sznajderman, jazzmen dijo...

Faroni: me conmoviste.
Desde ya te ofrezco mi corazón para compartir tu dolor. Las casualidades siempre misteriosas, y cuando ocurren dejan de serlo.
un abrazo grande desde mi buenos aires
miguel

fabiana alonso dijo...

encontré este blog por casualidad y los buenos momentos que pasé leyendo el "Golem".
un saludo rosarino, fabiana

ana. dijo...

Hace unos días, entré a tu blog(siempre vuelvo)y quedé conmovida por este texto. Tu visión de los cementerios es muy parecida a la mía. Tengo muchas cosas para decir(o escribir)pero sería demasiado extenso para un comentario. Ya se volverá escritura y tu "sobre anónimos y tumbas", tendrá mucho que ver, sin dudas...(aquello de la intertextualidad). Muy lúcidos tus textos. Gracias por compartirlos.

miguel sznajderman, jazzmen dijo...

Gracias ana. por tus comentarios.
Escribir era una asignatura pendiente, que humildemente voy saldando.
Más fascinante aún, es ir encontrando personas sensibles, cálidas e inteligentes para disentir, escuchar y compartir ideas y emociones.

miguel

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