"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

viernes, 29 de enero de 2010

aquel lago llamado wansee


No son doce hombres en pugna, aquella mítica película donde un atribulado Henry Fonda trataba de convencer a sus once compañeros sobre la inocencia de un joven negro acusado de homicidio.
Son quince personajes alrededor de una mesa y no están atribulados, ni avergonzados por lo que a lo largo de unos 85 exactos minutos están por decidir.
Un impactante Kenneth Branagh en la piel de Reinhard Heydrich y un oscuro Stanley Tucci en la humanidad de otro oscuro Adolf Eichmann.
En Wansee. Un inmenso y bellísimo lago cercano a Berlín.
Un nombre desconocido para muchos.
Sobre todo para los que desconocerán que el destino de sus vidas, se estaba jugando a sus orillas.

El 20 de enero de 1942, quince líderes militares y políticos del Tercer Reich, reunidos secretamente en una maravillosa mansión con vistas a un delicado espejo de agua, tomaron la decisión de "evacuar hacia el este" a toda la población judía de Europa y lograr el primordial objetivo hitleriano:
Una europa judenrein, una europa "libre de judíos".

Evacuar, eufemismo que en aquella gloriosa visión del mundo tenía un solo significado: exterminar. Once millones es el objetivo de la "evacuación".

Treinta minutas, dos copias por participante y una sola que sobrevive el comprensible "diktat" de su destrucción en un perdido y polvoriento archivo.
La minuta numero 16 del infame Protocolo de Wansee, perteneciente a uno de sus partícipes necesarios, el Dr. Martin Luther, representante de Von Ribbentrop, ministro de relaciones exteriores.

La numero 16, prueba definitiva en los juicios de Nüremberg.
La número 16, base del guión de este film poco conocido, que pasó del celuloide al dvd sin paradas intermedias. Perdido como aquella oscura copia número 16.

Sólo quince hombres.
Quince hombres desarrollando un in crescendo tan dramático e intenso como asfixiante.
Decidiendo quién debía ser evacuado, si era "mischlinge", medio judío o cuarto judío, de primer orden, segundo o tercero, si nieto o tataranieto, si casado con alemanes o con sangre impura de alguna lejana generación.
Si había que "evacuar" uno por uno con un disparo en la nuca a espaldas de una fosa común, gastando inútilmente balas y recursos o con métodos más limpios, eficientes, mecanizados y modernos. Respetando puntillosamente las leyes vigentes de Nüremberg, modificandolas o simplemente haciéndolo de una puñetera vez por todas.

Sólo quince hombres.
Muy humanos.
Tan humanos como nosotros. Humanos como vos, como yo, como aquél correctísimo racista que vive al lado de tu casa y detesta a bolivianos, negros, árabes, portoriqueños o colombianos, dependiendo la ubicación de tu casa, claro está, o como aquella señora que descarga su bilis en un comentario radial, o como ese anónimo brutal que inunda de odio los posteos de un periódico digital o como este otro, auténtico y convincente locutor de telediario, tan propenso al sermón cotidiano.

Sólo quince hombres y una sala.
Tan convencional y cotidiana como las que permiten sesiones de un directorio de compañía trasnacional o las semanales de gabinete de ministros, entre exquisitos canapes, privilegidas cosechas y maravillosos delicatessen.
Donde se decide la maldita suerte de quince mil imbéciles sobrantes en los balances, o la que un batallón de infantería le dispensará a ignorantes nativos en algún lejanísimo paraje tercermundista.

Aquí son distintos. Conocemos a los intérpretes. Son nazis y de memoria sabemos la historia. Son malos, sádicos, crueles, implacables, asesinos, diabólicos y racistas. Simplemente exterminadores. Inhumanos.

Inhumanos?

Al terminar el telefilm nos podemos quedar tranquilos.
Nosotros...
Nosotros no tenemos nada que ver.

FICHA TECNICA
Conspiracy
UK EEUU /
BBC HBO
2001
La Solución Final o Conspiración
Dirección: Frank Pierson
Producción: Nick Gillot
Guión: Loring Mandel
Actores: Kenneth Branagh, Stanley Tucci, Collin Firth.
Duración: 98 minutos




PROTOCOLO DE WANSEE
Página 6 Folio 171
Cantidad de subhumanos de origen judío a "evacuar" de toda Europa, país por país, región por región, de Londres al Volga.








NOTAS AL PIE
Seis sites seleccionados sobre la Conferencia de W a n s
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12 comentarios:

Eduardo dijo...

EXCELENTE FILM que por aqui pasó sin pena ni gloria. Una demostracion del cine britanico

Eduardo dijo...

EXCELENTE FILM que por aqui pasó sin pena ni gloria. Una demostracion del cine britanico

Doctor Krapp dijo...

Conocía la historia pero no sabía que se había hecho un telefilm con ella o quizás lo oí y se me pasó, ¡yo que sé!
El otro día escuché alguno de esos textos de Primo Levi sobre el holocausto realmente estremecedores.
A finales de los 70 en un lugar parecido, en tu país, alguien decidió que con los "izquierdistas" se podía realizar una solución semejante.
¿Cómo era aquella sala?
¿Cómo era aquella gente?

Eduardo dijo...

Una sala muy agradable y, lo que es peor, gente de lo más normal. Incluso, posiblemente, divertidísima. Tendemos a deshumanizar a los asesinos para pensar que no somos como ellos. Incluso algunos ideologos del partido se escandalizan de lo que oyen en la mesa. Pero el miedo les puede. Lo normal

miguel sznajderman, jazzmen dijo...

Dr. Krapp, Eduardo: Indiscutiblemente todas esas salas, donde se juegan el destino de muchas personas son hermosas, con un servicio de primer nivel, vista maravillosas y ambiente en apariencia relajado.
La ferocidad, la brutalidad y la crueldad que habitualmente tendemos, como personas civilizadas, a adjudicar siempre a otros, lamentablemente no nos son ajenas.
Atras de un Hitler hubo un pueblo alemán que apoyó, como atrás de Castro, Stalin, Videla, Franco, Pinochet y Bush, hubo (y hay) cubanos, rusos, argentinos, españoles, chilenos o americanos. Muchos, muchísimos.
Prefiero siempre ocuparme del huevo de la serpiente, ese que incuba el mal, antes de que éste despliegue toda su potencia. Ese huevo que por acción u omisión somos responsables.
un abrazo
miguel

ana. dijo...

Miguel, recuerdo una frase de Camus que resume tu post y tu comentario: "La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas".
Un abrazo

Anónimo dijo...

ana. ;
Es duro pero muy, muy cierto.
Estamos tan cargados de prejuicios, desprecios y odios encubiertos en forma de una corrección tan edulcorada como falaz, que pocas veces notamos, cuanto de esa parte de humanidad brutal nos pertenece. Y nuestras justificadas omisiones, de la que muchas veces nos enorgullecemos, son una de las vitaminas con las que alimentamos a los monstruos.
Ëpocas tan crispadas como las actuales son las más peligrosas.
besos
miguel

Atalaya dijo...

Los que deciden en tiempos convulsos, de invasiones, de totalitarismos, de involución, de megalomanía disfrazada de salvaciones... acaban logrando resultados sangrientos; genocidios, crímenes racistas y xenófobos, éxodos... Cumplieron con su deber. El deber no debe pasar el filtro de la mala conciencia.

Los que deciden en tiempos de paz, son demagogos buenistas, de discurso fácil y populista, de promesas suculentas irrealizables, de sueños que atan precisamente por no poder cumplirse jamás... el resultado es una ciudadanía permanentemente ansiosa en una búsqueda absurda, perdiéndoselo todo, precisamente por sus ansias de ganar lo inganable. Esos también cumplen con su deber. El deber no debe tener escrúpulos y molestarse porque no pueda decir la verdad. La verdad es molesta.

¿Qué nos queda? ¡La individualidad! ¡La permanente subversión miníma de la que seamos capaces! Silenciosa y sutil, pero firme. Ellos no la ven. Para ellos somos uno más. Una oveja entre ovejas. Pero mientras no nos encarcelen fisicamente, nunca podrán con nuestra mente, en nuestra mente no seguimos a pastor alguno, somos los dueños de nuestros particulares prados.

la stessa ma altra dijo...

Es muy triste, tremendo, vivir en una sociedad en la que tu vecino puede ser tu verdugo... aquí lamentablemente todavía pasa, y se lame el garrote con el que luego les van a pegar en la cabeza los que están al servicio de los que deciden en los salones, los mismos a los que minutos antes admiraban y a los cuales sirvieron de mano de obra gratuita... gracias por el dato, no sabía que se hubiera hecho una película, la voy a buscar...

Félix dijo...

Como dices, auténticamente humanos. Tendríamos que redefinir lo que es “auténticamente humano”.
Unos años atrás un joven cadete llamado Reinhard tocaba el violín, duetos con la mujer de Canaris, posiblemente Beethoven, no lo hacía del todo mal, mientras Wilhem preparaba la cena.
No se quiso ver, ni tener en cuenta.
“La conciencia también puede ser aguzada o adormecida o manipulada” Traudl Junge.
A Simón…, a cualquier Simon…, le quitaron su cátedra en la universidad, quemaron sus libros, dejaron de hablarle, su casa pasó a ser propiedad de otro, perdió todos sus bienes, terminó en una habitación con no sé cuántas familias, no me extraña que Simon… terminase cacareando como el profesor Rath. Despues…
El dolor es memoria y no obstante debemos recordar, nunca terminaríamos.
Curiosamente si preguntamos por Kubis, Gabcik y Valcik, nadie sabrá qué hicieron, ni Lidice tiene un significado especial, ¿Wansee…? ¿Heydrich…? ¿nosotros…?

miguel sznajderman, jazzmen dijo...

Perdón a todos por el atraso en contestarles, hoy lo puedo hacer en esta hermosa mañana con vista a ese notable océano mal llamado atlántico, que nos separa y a la vez nos une.
atalaya: me gustó mucho lo de "demagogos buenistas", muy apropiado para los tiempos que corren. Y como la verdad molesta nos queda la frase de Quevedo dicha a su amigo el Capitán Alatriste: "sólo nos queda batirnos" en su búsqueda.
un abrazo y espero tenerte por estos lares
stessa..: excelente lo del garrote que les vuelve una y otra vez a pegar a sus eternos adoradores. Te recomiendo este impactante film, sin desperdicios.
besos
félix: impacta la humanidad de aquellos pulcros caballeros teutones adorando a Schubert o al gran Ludwig, minutos antes de apretar la válvula que desparrama Zyklon B sobre los pulmones de unos infelices prontos a ducharse.
Y sí, el dolor es memoria,por eso nos libera del sufrimiento que es naturalmente, olvido.
un abrazo, mi amigo

Marcos Santos Gómez dijo...

Haré todo lo posible por ver esta película. Desde luego, todo aquello del holocausto queda para la posteridad como una enorme advertencia. Entre las muchísimas reflexiones que evoca, suelo tener presente la conocidísima de Hannah Arendt acerca de Eichmann, precisamente, y la "banalidad del mal". Sus observaciones en torno al hombre corriente, de "escrupulosa conciencia" y sentido del deber que era Eichmann, ponen los vellos de punta. Cualquiera de nosotros, cuando, dentro no ya del mundo nazi, sino del mundo capitalista de consumo, actúa para ascender en el mismo y conseguir sus premios, puede estar cruzando esa línea difusa... el mal es esa mezcla de estupidez, falta de conciencia, ausencia de reflexión... no es, nos recuerda Arendt, algo monstruoso o propio del sádico, sino algo propio de personas normales que casi sin darse cuenta pueden estar inmolando a la humanidad.
Un saludo,
Marcos Santos

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