"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

viernes, 20 de noviembre de 2009

crónicas del futuro


Olvídese por un momento del nuevo deporte nacional argentino: "peguele sin piedad a los medios de comunicación", tan útil a un poder avasallador como a un fracasante entrenador de balonpié.
Olvídese de la absurda disputa ideológica entre medios "monopólicos" privados y medios estatales "privados de ecuanimidad".
Olvídese de la necesidad de cuestionar la frecuente falta de idoneidad, honestidad intelectual y profesionalidad, cotidianas deudas de las empresas multimediáticas como de las agencias de información gubernamentales.
Olvídese por un momento del eterno travestismo (no tan sólo argentino) entre medios estatales y gubernativos, aquelarre malicioso, pues donde los primeros deberían expresar multicromaticidad y exégesis de la diferencia, los segundos ocupan las "voces de todos" como una sola, engañosamente manipuladas por una corporación facciosa y circunstancial.
Olvídese de la confusión reinante entre versión y verdad; esta útltima nunca es absoluta, pero infinitamente mentirosa si se la confunde con la falsa objetividad de lo versional.
Olvídese que hoy la corrección política pide "pluralidad informativa", cuando lo que desea es homogeneidad del pensamiento y enaltecimiento de la voz oficial, única, potente, justiciera y verdadera.

Olvídese de la Argentina, esta aldea tan lejana y mal pintada, si Ud. no es argentino y si lo es, olvidese también, sólo temporalmente para alivio de su crispada y sobreexigida salud mental.

Olvídese del Diario de Berlin 1934-1941 de un tal William Shirer. 1
Olvídese por un momento que la crítica internacional ubica a este libro como uno de los más brillantes crónicas del nacimiento y expansión del nazismo, una de las mejores jamás escritas.

Olvídese del estremecimiento que pueda causarle la foto de cubierta en la edición española donde unas niñas, muy niñas y felices levantan y agitan ingenuas banderitas con bellas esvásticas al paso redoblado de un Führer exultante un trece de setiembre de mil novecientos treinta y ocho en la wilhelm platz berlinesa, preguntándose si pocos años después, lograron sobrevivir ilesas a la infamia, el horror y la miseria.

Olvídese también que WS es considerado una de las leyendas del periodismo mundial y norteamericano en particular.
Olvídese que era estadounidense si a Ud. lo sigue animando un pronunciado antiamericanismo, ya que WS era demócrata, moderno, culto y progresista, solidario con los republicanos españoles, (aún con sus errores y miserias) enemigo acérrimo de todos los totalitarismos en sus versiones negras, pardas o rojas.Un autentico fucking liberal.
Olvídese que WS, periodista y relator de la CBS desde Berlín en aquellos años, escribió estas crónicas a la manera de un diario.
Olvídese estas crónicas, que debido la gracia de la Gestapo no pudo transmitir en directo, fueron ocultadas y reconstruidas merced a su memoria y publicadas en 1941 a su regreso a los EEUU.
Olvídese si Ud. conoce mucho o poco la historia de la SGM, de las reseñas militares y políticas de la tragedia mundial del pasado siglo corto, de las grandes tácticas y estrategias de generales, mercachifles y dictadores. No es un requisito indispensable.

Y olvídese de esta pobre reseña e intente disfrutar un relato periodístico vigente y asombroso, que se lee como un diario, día por día, en tiempo real, con un Hitler pasando muy cerca a su lado, con un Göring ofreciendo ayer una notable y cínica entrevista a los corresponsales extranjeros, con los esbirros de Goebbels controlando todas las noches su voz en un estudio de radio en Berlín, y permitase vibrar con sus íntimas sensaciones y vivencias, admirar sus agudísimos e impecables análisis políticos, padecer sus riesgos personales, olfateando el aroma acechante de la Gestapo, participar en un meeting con submarinistas alemanes en la rada de un puerto clandestinizado por la Kriegsmarine, acompañar a las tropas alemanas en su fulgurante y brutal blietzkrieg por los bosques ardenenses de una Francia acobardada y compartir las experiencias del hombre común berlinés, con su entusiasmo, estupidez y desconcierto ante las primeras bombas aéreas que lentamente lo conducirían de sueños de grandeza a horribles pesadillas de sangre y fuego.

No deje mi amigo/a de olvidar que hoy preferimos llamar "periodistas" a quienes desde la antigüedad se dedicaban simplemente a contarnos relatos de hechos y tierras lejanas, de los asuntos públicos propios o las ajenas costumbres sociales, haciendolas visibles, audibles o leíbles, sin traicionar, ni ocultar, ni manipular. Cronistas que evitaron opinar irreflexivamente, influenciar "periódica" y cotidianamente sobre la realidad.

Y sobre todo, olvídese también que en la inmensidad de un continuo y perpetuo presente massmediático, escasean hoy crónicas del futuro y cronistas con mayúsculas y que William Lawrence Shirer, de Chicago, empleado de la CBS entre 1936 y 1941 en Berlín, que vivió entre los años 1904 y 1993, efectiva, humilde y simplemente lo era.

O tal vez fuera ...uno de los últimos.

NOTAS AL PIE
1. Shirer, William, Diario de Berlín, 1934-1941, Editorial Sudamericana, Debate, 2009.

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