Recuperar los vinilos tiene
más de empatía que de nostalgia.
Nos hacen volver a escuchar
música con tiempo, disfrutando cada disco y darlo vuelta cada 20', sentarse en
un sillón para hacerlo, usando la energía de la vida no para correr sino para
caminar.
Escuchar música en un larga
duración es percibir la profundidad, la coloratura y la intensidad de la música
que el CD y el MP3 perdieron y/o deterioraron.
Escuchar un long play es no
pasar 20.000 temas por minuto sino sólo uno.
Amar la música en una
circunferencia vinílica, no metalizada, es recuperar un poco el encanto de la
vida.