La Presidente ha logrado con su exquisita verba, reconvertir la insidiosa designación mediática de "cepo cambiario", de indiscutible asociación con la tortura, por el más afable e inequívoco de "cepo democrático". Su prosa emocionante me ha inspirado para acompañarla en tan loable emprendimiento, sugiriendole otras definiciones que ayuden a terminar con las inquinas de los personeros de la antipatria:
Potro opositor, para terminar de descoyuntar a las débiles huestes del antipueblo.
Submarino mediático, para ahogar definitivamente las aspiraciones de la prensa libertaria.
Picana constitucional, para lograr con un buen shock la ansiada reelección eterna.
Guillotina judicial, para cortar de un tajo la escasa independencia de jueces y fiscales.
Grillete paraíso fiscal, para que los políticos puedan seguir manteniendo cerrados sus emolumentos ilegales en bellas playas caribeñas. Garrote vil igualitario, para terminar de abollar con un buen palito las oscuras cacerolas de la inconformista clase media.
Flagelación inflacionaria, para terminar de una buena vez por todas con la pobreza.
Crucifixión militante, para lograr mediante la cadena nacional y los aplausos emergentes el martirio de irredentos y traidores.
PD: con esta oscura ironía pido perdón a las millones de víctimas que a lo largo de la historia del mundo vieron hundir sus delicadas humanidades en la barbarie lacerante de la tortura.
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