"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

miércoles, 8 de julio de 2009

la patria en su encrucijada

La patria es el hogar de hogares.
A menudo hostil, expulsiva, implacable.

Otras muchas, cálida, acogedora y deliciosa.

La patria es nuestra tierra, pero mucho más es nuestra lengua, aquella que tiene a España en su génesis, su pasado y nuestro presente.
España tan peruana como uruguaya, tan mexicana como trasandina. Tan argentina. Hace tan sólo ciento noventa y tres años algunos solitarios y soñadores desafiaron al Imperio de los Dos Mundos. Al más grande y formidable imperio que jamás humanidad alguna concibió. Pero que una parte de él, a dios y sus gracias, no pudimos ni quisimos derrotar. Su lengua, nuestra madre lengua.

A través de ella, España nos legó lo mejor y lo peor de la españolidad, esa que junto a la italianidad y tanto barco abandonado por los mares se nos metió en los huesos hasta el tuétano.

En sus palabras: tramoya, traición, belleza, coraje, espanto, dulzura, resonancia, remembranza, letanía, ilusión, alegría, melancolía, crueldad, compasión, ilusión.

En esas únicas de eñes absolutas, extrañas a los oídos de un bengalí, australiano, ruso o camerunés: niño, mañana, cizaña, ensueño, risueño, patraña, cañaveral, viñedo, peñasco, ñaña, puño, terruño, engaño, pequeña, guadaña, hazaña... España.

Lengua que nos permitió inventar algunas como tango, canchero, compadrito, guita, fiaca, chanta, boludez, boletear, cafishio, cachufleta, cagazo, caretear, chabón, tano, dolape, cursi, fercho, faso, forrear, timba, luca, quilombo, minón, trolo, trucho, catramina...Argentina.

Lengua española, castellana, peninsular y castiza, de los reinos de León y Castilla, de los Andes, las pampas, el altiplano y las antillas. Sumamente cristiana, cristiana de la única y verdadera religión y tan mora, bereber y morisca, tan judía, conversa y marrana, tan italiana y tan latina.

Patria donde habitan juntos, día a día, unos rufianes llamados Cervantes, Lope de Vega, Calderón, Quevedo, Borges, Neruda, Gabriela Mistral, García Marquez, Perez-Reverte, Cortazar, Asturias, Alfonsina Storni, Machado, Hernandez, Galeano, Fontanarrosa, Benedetti, Alberti, Guillén, Martí, Lorca, Arlt, Sábato.... pardiez!!!

Los que forman nuestro hogar, nuestra verdadera patria.
Patria concebida por solitarios y soñadores hace tan sólo ciento noventa y tres años.
Patria grande, niña y pequeña, amplia y amena, limitada por sus cordilleras, aventurada hacia los cinco oceanos, adormecida sobre sus inmensas pampas, desplegada en su apiñada metrópolis.
Vital, compleja, contradictoria, creativa, arrogante, melancólica, adolescente...
...Argentina.

miguel sznajderman
8 d
e julio de 2009

Pienso en la patria como un sueño colectivo y complejo. Un sueño de personas que comparten sus destinos en un lugar determinado.
Determinado por sus sueños.
Con una bandera para colorear diversidades.
Con un himno para emocionar y aglutinar esperanzas.
Con próceres carnales transmutados en héroes cotidianos.

Una patria que dibuje un horizonte para meditar sobre el pasado, pero también para alcanzar y superar el futuro.
Una patria por construir.
Feliz día, patria.

2 comentarios:

Félix dijo...

“No se estila, ya sé que no se estila” pero estamos hablando de “patria”, a lo mejor, a lo peor, un término pervertido, moldeado según los intereses, sonorizado con sables y botas, reducido al color de algún partido, estandarte de líderes populistas, núcleo de un slogan oportuno.
Y lo que son las cosas…terminamos hablando de “patria” en un rincón “mohoso y olvidado”, lo cual demuestra que Jazzmen descuida bastante las labores del hogar y no recuerda a aquellos conspiradores del XVIII que, empapados de ideas liberales, aromatizados con un incipiente romanticismo, maquinaban perfectos complots contra el “Antiguo Régimen” en algún lugar “mohoso y olvidado”; que si no es por ellos ahora no estaríamos buscando a esos “próceres” que no terminan de convertirse en héroes cotidianos, ni tratando de convencer a una multitud de que la “albiceleste” es tan sólo una parte del asunto y eso son palabras mayores.
Y ahora como Jazzmen no me ha invitado a un café, subiré hasta la iglesia de San Miguel, allí donde coronaron en el siglo XV a Isabel, para tomármelo, bajaré hasta la casa de Antonio Machado y terminaré paseando por la judería. ¡A tu salud!

Doctor Krapp dijo...

Hermosas reflexiones que hablan de hermosos sueños colectivos configurados por la lengua, el pasado y la cultura común.
Lo único que veo en estos sueños colectivos es el espacio que ocupan en nuestra imaginario mental y espiritual en perjuicio de nuestra rabiosa realidad individual, la que realmente nos duele, la que morirá con cada uno de nosotros, la que gira alrededor de nuestro universo condenado a morir con nosotros por muchos sueños de inmortalidad colectiva que nos puedan servir de momentáneo lenitivo.

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