"La vida me enseñó que a veces no es posible seguir agarrado a las cosas hasta que duelan las manos, hay que saber soltar a tiempo, antes que el dolor sea caro para las manos y las cosas." Sammy Szusterman (1951-) argentino, arquitecto y amigo

sábado, 21 de junio de 2014

cristina capitana



Nos domina la incertidumbre. apretados los dientes las próximas horas. No sabemos hasta último momento si nuestro barco será conducido fuera de la tormenta o caerá devorado por las aguas en un nuevo naufragio. 
Miramos a nuestros navegantes: la épica y arrogante Capitana, el lenguaraz Contramaestre y el juvenil Oficial de Puente, inexperto cual novel marinero.  
La tormenta perfecta pudo ser evitada. La mala lectura de las cartas náuticas, la impericia naval y la absurda creencia de que todo el mar está en nuestra contra los indujo a navegar hacia el desastre.
En medio de la tormenta, por los altoparlantes de la gloriosa nave azuzan a la marinería extasiada con diatribas furibundas contra los cinco océanos, el mar del salvaje capitalismo, el mar financiero, el mar judicial americano, el mar neoliberal, el mar de los sargazos y los buitres. Y los marineros sordos y necios, rumbeando felices al abismo. 
-Capitana excepcional. Gloria y loor a los oficiales. Al infinito del mar y más allá!!!
Mientras tanto en los camarotes y la cubierta los pasajeros temblamos. Aún los confiados e ingenuos que hace tres años eligieron a estos tripulantes. Una ínfima minoría nos habíamos dado cuenta antes, repudiados alegremente. 
No es nuestro navío, no son los mares ni los océanos, son la capitana y su vidriosa oficialidad los responsables del triste derrotero. Como uno anterior, el simpático y venal capitán patilludo, ese que prefería más viajar a estribor que a babor. Ávido de vaciar impunemente las bodegas igual que la Épica Capitana. Formado en la misma Escuela Naval, la que ha convencido a todos los pasajeros que es la única que sabe tripular la bicentenaria y maltrecha Fragata, otrora orgullo de los Mares del Sur.
Las escoras que esta Escuela Naval han dejado en el casco tal vez necesiten décadas de reparación. Y otros tripulantes más capaces, más honestos, de mejor formación. 
Y el barco avanza...nuevamente al abismo oscuro del implacable océano. 
Se salvará esta vez?

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